Las aguas que se generan tras utilizar el agua para los diferentes usos (en nuestras casas, en las industrias, en la agricultura y ganadería…) tienen, generalmente, sustancias contaminantes.

Las llamamos aguas residuales y hay que limpiarlas de nuevo antes de devolverlas al medio natural, en forma de vertidos de aguas residuales a los ríos o al mar.

Para esto las llevamos a las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR), que son plantas dedicadas a la depuración de aguas residuales.

Si esas aguas residuales se devuelven a los ríos o al mar sin antes tratarlas producen desequilibrios en los ecosistemas acuáticos, fundamentales para garantizar la vida en el planeta.

La Confederación Hidrográfica controla los vertidos de aguas residuales que se realizan a los ríos para garantizar su conservación.

1. Corta con las tijeras el tercio inferior de la botella de agua y ponle el tapón.
2. ¡Empezamos a añadir las capas! La primera, que estará en la zona del tapón, será el algodón. Luego echa la arena. Ahora les toca el turno a las gravas, ¡empieza por las de menor tamaño! Por último, pon las hojas.
3. Vierte el agua que has ensuciado con tierra, abre el tapón y pon un vaso debajo del tapón. ¿Cómo es el agua que llega hasta el vaso? ¿Está limpia?

Con nuestro experimento hemos conseguido simular la función de una estación depuradora de aguas residuales.

Recuerda que el uso del agua tiene que hacerse de forma sostenible, pues si extraemos demasiada agua o la contaminamos alteramos nuestros ríos, lagos y acuíferos, que son nuestra fuente de agua dulce y ecosistemas fundamentales por las funciones que desempeñan.

¿Quieres conocer una depuradora? Realiza una visita virtual a una planta de depuración de agua. Descubre cómo funciona y qué pasos siguen las aguas residuales hasta que vuelven a estar limpias para poder ser devueltas de nuevo al río.