La vegetación que nos encontramos junto al cauce de los ríos, en las orillas, es la vegetación de ribera y, en un río en estado natural (cuando no la hemos eliminado para implantar usos en las llanuras de inundación o para modificar el trazado de los ríos), acompaña al río en todo su recorrido. Si pensamos en nuestro cuerpo, la vegetación de ribera sería como nuestra piel: envuelve al río y lo protege, así que es una parte fundamental del ecosistema fluvial.

Las especies que componen la vegetación de ribera encuentran el ambiente perfecto cerca de los ríos gracias a la humedad del suelo y del aire. Además, la vegetación de ribera conoce tan bien al río que se adapta perfectamente a las características de los tramos altos, medios y bajos del río, y también a otros cambios que ocurren de forma natural a lo largo del año, como las variaciones en el caudal.

Los árboles de ribera, como, por ejemplo, los sauces, suelen tener unas ramas muy flexibles para resistir la fuerza del agua. Otros, como los alisos, se han adaptado a tener sus raíces dentro del agua y sufren mucho si sus raíces quedan al aire. En las orillas puede haber especies de muchos tamaños y a los grandes árboles les suelen acompañar arbustos como, por ejemplo, el rosal o el majuelo, plantas como la valeriana pirenaica o diferentes tipos de helechos.

Además de la vegetación de ribera, formada por árboles, arbustos y plantas herbáceas, en los ríos existe vegetación acuática, formada por especies adaptadas a vivir total o parcialmente sumergidas o flotando en entornos acuáticos.

Árboles

Arbustos

Plantas herbáceas

Vegetación acuática

Ilustraciones  @tonixllobet

Cuando la vegetación de ribera se encuentra en buen estado de conservación (no la hemos eliminado, para implantar usos en las llanuras de inundación o para modificar el trazado de los ríos) cumple funciones muy importantes y diversas:

• Sirve de refugio y hábitat para multitud de especies de flora y fauna a lo largo del río, desde las zonas de montaña hasta la costa. Los bosques de ribera forman pasillos largos y sinuosos que permiten a los animales desplazarse a través de ellos y conectar el río con su llanura de inundación.
• Alimenta al río y a sus habitantes con la materia orgánica que ya no necesitan como las hojas, semillas, ramas o troncos. Los troncos que se depositan en los ríos crean hábitats para especies acuáticas como peces o moluscos.
• Regula el clima del río, dándole sombra y disminuyendo la temperatura del agua, sobre todo en verano.
• Sujeta las orillas y disminuye los efectos negativos de las crecidas. Las raíces de los árboles son el “cemento” que mantiene a las orillas estables y evita que se desmoronen.
• Actúa como un filtro que evita que lleguen contaminantes al río, sobre todo de las actividades agrícolas que suelen establecerse en las llanuras de inundación, por ser estos terrenos, gracias a las crecidas de los ríos, muy fértiles.
• Nos ofrece espacios de ocio y relajación, ya que son espacios verdes, frescos y húmedos, de gran belleza.
• Son zonas de recarga de los acuíferos. Al hacer más poroso el suelo, con sus raíces, la vegetación de ribera ayuda a captar el agua de la lluvia, que sirve para recargar los acuíferos.  Los acuíferos no solo son necesarios para que puedan existir ríos continuos, también nos permiten abastecernos de agua para diferentes usos (consumo humano, agricultura, industria…).

¡Ojo con las especies invasoras!

Uno de los problemas de conservación de nuestros ríos es la presencia de especies invasoras, como consecuencia directa o indirecta de la acción humana. Las especies invasoras amenazan la supervivencia de las autóctonas y son, por ello, una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo.

¿Quieres saber más sobre las especies invasoras que se encuentran en los ríos cantábricos? Haz clic aquí.