Las vegas fluviales o llanuras de inundación son los terrenos que ocupa el río cuando su caudal aumenta de forma extraordinaria y el río se desborda.

Las llanuras de inundación son una parte fundamental de los ecosistemas fluviales. Son terrenos formados por materiales muy permeables en los que, cuando el río lleva mucha agua y se desborda, el agua se infiltra y:

• Recarga los acuíferos, que ayudan a que el río siga llevando agua en épocas de sequía y también nos abastecen de agua para los diferentes usos (abastecimiento, industrial, agrícola…).
• Fertiliza los terrenos, al depositarse los sedimentos y nutrientes que contiene. Por eso las vegas fluviales son terrenos fértiles, muchas veces ocupados por cultivos.

Las inundaciones son fenómenos naturales que no pueden evitarse pero, en el pasado, por ser terrenos llanos, muy fértiles y muy cerca de los ríos, de los que extraemos el agua que necesitamos, los seres humanos nos establecimos en las llanuras de inundación: construimos poblaciones, industrias, carreteras, vías de ferrocarril, tuberías que transportan agua o gas e implantamos cultivos agrícolas.

De esta forma, al ocupar estas zonas inundables, hemos expuesto a las personas y a los bienes a un riesgo por inundación. Las inundaciones son el fenómeno natural que mayores daños, tanto materiales como en pérdida de vidas humanas, provoca en España.

Hoy conocemos la importancia de que las llanuras de inundación estén libres de construcciones y sabemos el riesgo que supone ocuparlas. ¡Por eso ya no se permite construir en estas zonas!

Además, sabemos que tener llanuras de inundación en estado natural nos permite reducir los daños por inundación en otras zonas situadas río abajo, ocupadas por construcciones y usos vulnerables. ¿Te imaginas por qué? ¡Claro! Al estar formadas por terrenos permeables, el río se desborda y parte del agua se infiltra en el terreno y se almacena en nuestros acuíferos, así que se reduce la cantidad de agua, y su velocidad, que llega a poblaciones y construcciones situadas río abajo.

La ocupación de las llanuras de inundación ha supuesto también que, para intentar proteger las poblaciones y otros usos de los desbordamientos del río en las épocas de lluvias intensas, hayamos alterado la forma y el funcionamiento de nuestros ríos: construimos escolleras, canalizaciones e incluso los soterramos, para poder implantar usos encima de ellos.

Estas ocupaciones de las llanuras de inundación y de los propios ríos han alterado su funcionamiento natural y las importantes funciones que desempeñan los ríos.